SÓLO EL SONIDO PERMANECE EN EL TEATRO REAL

Only the Sound Remains, última ópera de Kaija Saariaho, con dirección escénica de Peter Sellars y musical de Ivor Bolton, interpretada por Philippe Jaroussky y Davone Tines y la bailarina Nora Kimball-Mentzos.

https://www.youtube.com/watch?v=QivlQX-Phv4

Tres formas fundamentales tiene el teatro tradicional japonés. El Kabuki es quizá la más popular, capaz de reunir a multitudes y de tener artistas idolatrados por las masas, un teatro que puede conjugar lo más exquisito con efectos absolutamente epatantes. El Bunraku o Ningyō jōruri, teatro de marionetas de tamaño casi natural movidas cada una por dos o hasta tres manipuladores vestidos de negro. Un teatro que ni es una forma menor ni está entregado sólo a público infantil. Chikamatsu, el autor principal de obras de bunraku, tiene tanto talento como nuestro Shakespeare o nuestro Calderón, y así está considerado en Japón; las temáticas más sobresalientes de sus obras son las de los amantes infortunados que encuentran en el suicidio su único futuro. Y el Noh, un teatro aún más misterioso y de índole noble y religiosa que se solía representar en el exterior de los templos o de espacios sagrados, muchas veces frente al mar. Un teatro en el que se narra el encuentro de una persona normal, aunque de alguna manera receptiva a lo desconocido, el Waki, con el Shite o ser sobrenatural.
Las tres son formas muy ritualizadas de teatro y en las que la puesta en escena combinadas con la música, el canto y el texto, logran un espectáculo que siempre ha sorprendido al espectador occidental. Recordemos que la llegada de compañías orientales a Europa, tanto de estas formas de teatro japonés, como las de las diversas variedades de la ópera china o la del teatro balinés fueron hace un siglo un revulsivo para el realismo del teatro convencional.

Las obras del Noh utilizan un mismo espacio. Un escenario amplio cuadrado, cubierto y sostenido por cuatro columnas, en el que están también los músicos, que como en todo teatro oriental son parte visible del ritual teatral. A la izquierda, un pequeño habitáculo , la sala del espejo, recoge a los actores antes de la salida, que se ensimisman ante un espejo entrando en la máscara o dejando que la máscara entre en ellos. Une ambos espacios el hashigakari, un puente en el que aparece el único elemento escenográfico y simbólico de este escueto espacio: tres pinos que se alinean a lo largo de este pasaje y en el que perviven los espíritus de los antepasados. Esta pasarela es la vía por la que se manifiesta lo sobrenatural. Los actores se caracterizan por la máscara que portan y que determinan su personalidad y su destino. Máscaras que apenas les dejan ver y que al ser sostenida por la boca, les impedía toda articulación fonética. El momento cumbre de la pieza del noh es el canto-baile del Shite, del espíritu. Luego, viene el desvanecimiento de la visión, momento en que el contacto entre lo cotidiano y lo sobrenatural plantea la duda acerca de lo real. Sintoísmo y budismo se unen así, en esa relación sincrética tan peculiar entre religiones que se da en Japón, en la que se une el respeto al espíritu de los antepasados con el reconocimiento del espejismo en que consiste de nuestra realidad, de la ilusión que vivimos.

Ernest Fenollosa (1853-1908), hijo de un pianista catalán afincado en Massachusetts, se estableció en Japón como Profesor de la Universidad Imperial de Tokio en pleno periodo de apertura de la Era de la Restauración Meiji, en que Japón se occidentaliza a marchas forzadas y quiere darle la espalda a su legado y a los más de 250 años de inmovilismo y aislamiento del Periodo Edo. Fenollosa descubre admirado las grandes obras clásicas del Japón milenario y del Periodo Edo. Los grandes grabados del mundo flotante, el Ukiyo-e (al que el Art Institute of Chicago dedicará una gran exposición que se inaugura en dos semanas) llegando a promover la creación de la Escuela de Bellas Artes de Tokio y despertando el interés de los mismos artistas japoneses del momento por su obras clásicas. El interés de Fenollosa se extiende a la literatura clásica y sobre todo quiere preservar el teatro noh, temiendo su desaparición, traduciendo una cincuentena de piezas. A su muerte, estos materiales llegaron a manos del gran poeta Ezra Pound, que los revisa y poetiza libremente las traducciones de las obras noh, en el volumen Noh, or Accomplishment: A Study of the Classical Stage of Japan.

Dos de las obras recogidas en este libro componen Only the Sound Remains. Consta por lo tanto realmente de dos óperas de cámara de pequeño formato y duración cuyos nombres son Always Strong y Feather Mantle, y que ahora se estrenan en el Teatro Real, siendo coproducción de éste con De Nationale Opera & Ballet de Ámsterdam, La Finnish National Opera de Helsinki, la Opéra National de Paris y La Canadian Opera Company de Toronto y habiendo sido estrenado en 2016. Realmente, los originales japoneses a los que se remiten son dos obras del iniciador y gran teórico del Teatro Noh. El maestro Zeami, del cuál podemos encontrar en nuestro idioma en Ediciones Trotta su texto fundador Fushikaden, acompañado de cuatro dramas Noh (otra antología imprescindible es la de 9 piezas de teatro Noh, editadas por Ediciones del Oriente y del Mediterráneo). Las dos piezas a las que se remite esta ópera son Tsunemasa y Hagaromo (esta última, podemos encontrarla traducida en las dos publicaciones previamente citadas). Las dos obras son independientes una de la otra, pero la elección de ambas juega a crear un doble espejo acerca del encuentro del Waki (el barítono, en este caso Davone Tines) con el Shite (en la primera obra, el contratenor con voz tratada electroacústicamente, Phillippe Jaroussky, mientras que en la segunda se desdobla el Shite en los agudos etéreos del contratenor con los movimiento fascinantes de la bailarina, Nora Kimball-Mentzos.)

El resto de la formación musical (y escénica) es camerística en un esfuerzo casi de manifiesto: un cuarteto vocal mixto (que transpone al coro de voces profundas del Noh), una flauta (doblada en flauta en sol y piccolo) que replica la flauta de bambú que anuncia la llegada del sobrenatural. Mientras que en un espectáculo Noh acompañan tres tambores de diferente tamaño y timbre, que marcan las partes de la obra, la gran compositora finesa Kaija Saariaho completa su plantilla instrumental con percusión (cortinilla, xilófono, tam-tam), cuarteto de cuerda, que son un contrapunto al vocal y el sonido del kantele, la delicada citara finesa (realmente dos kanteles en registro agudo y grave). Un grupo reducido de músicos pero que llenan de resonancias armónicas el Teatro Real bajo la demostrada versatilidad de la batuta de Ivor Bolton.

El director de escena Peter Sellars, colaborador insistente y afortunado en todas las óperas anteriores de Saariaho, presenta esa característica suya de buscar una originalidad fundamentada. Una mezcla de respeto y de ruptura que le lleva a traducir el sentido de la representación Noh a través de formas de expresión propia, tal como lo hace Saariaho en lo musical. No existe traducción en uno y otro caso de hacer una escenificación o una música Noh actualizada, sino más bien el crear con las bases mismas que animan el Noh formas de expresión peculiares propias de ambos creadores. Los músicos son aquí también son parte del espectáculo, al elevar el foso e iluminarlos para que sean visibles durante todo el espectáculo, y el puente del hashigakari se convierte aquí en un gran telón en el que vemos, al borde de la abstracción, los trazos del grabado japonés sobre metal (un telón homólogo que ya vimos, por ejemplo, en la versión chicana de Sellars de La historia del soldado de Stravinski, esta vez con los colores chichones del folklore popular méxicano).

elisa_haberer___opera_national_de_paris-only-the-sound-remains-always-strong-17-18-elisa-haberer-onp-8-800-728x485

Always Strong / Tsunemasa, la primera obra, basada en un episodio del clásico Heike Monogatari (felizmente, también disponible en español, en Editorial Gredos) nos habla de la invocación con el que Gioki (según Pound un monje que vela el cadáver de Tsunemasa, siendo éste un guerrero caído en combate) invoca al espíritu del caído. A la cual le sigue la aparición del fantasma de éste. “El espíritu existe sólo si tú lo ves”, le advierte el Shite al Waki, y aún antes le ha advertido de que “Spirit is the faint sound alone that remains”, “El espíritu es el evanescente sonido de lo único que permanece”. La puesta en escena hace un ejercicio arriesgado. La cortina separa los dos mundos pero también los une. Convertida en gasa trasparente, las sombras y el juego de iluminación juegan a hacer aparecer un fantasma que es sólo lo que el Waki quiere ver. En un principio, el doble de sí mismo. Tsunemara romperá esa ilusión. Revela su arte, pero huye de la dura iluminación del mundo real, del foco con que Gioki revela ya no su forma, ya no su espíritu, sino la rotundidad de su cuerpo. Los papeles se cambian y ante la insistencia de Gioki por gozar del arte del Biwa (laúd de origen chino) del cuál Tsunemara fue maestro, éste tañe su balada y cuerda a cuerda se suceden las diferentes tonalidades. Goiki es poseído en alma, es convertido en cada una de las cuerdas. Pero el encuentro final es también el encuentro de los cuerpos. Sólo el sonido que se desvanece, la resonancia de la vibración de las cuerdas, el roce de los labios, la fugacidad de un encuentro no consumado por imposible de dos cuerpos incompatibles permanecerá de lo que ya es ilusión, tal cómo al principio advirtió el Shite.

only20the20sound20remains204

Feather Mantle / Hagaromo no contrasta con la primera pieza, sino que la amplifica. En ella, el Waki es un humilde pescador. El mar es la puerta para los dioses en Japón. Por ello, hay tanto de vulgar en su expedición rutinaria de pesca como de adentrarse en un mundo sobrenatural. Y bien que lo sabe el pescador Hakuryo, que no duda en reconocer el manto de plumas, el Hagaromo, colgado del pino emblemático del escenario del Noh, como de un tesoro único y que puede dar mucho a todos los que le rodean en su mundo sublunar. No dejamos de acodarnos de otro texto básico, el Taketori Monogatari, que podemos leer en nuestro idioma gracias otra vez a Trotta.

El Shite aquí se desdoble en la danza de la bailarina y la voz y el cuerpo del contratenor. La cercanía de uno, la súplica seductora del cantante cuya peculiar voz nuevamente flota a nuestro alrededor, negando la emisión física del cuerpo a través del tratamiento electroacústico, se conjuga con el alejamiento medroso y mudo de la bailarina. La súplica del Shite logra una respuesta afirmativa del Waki. El pescador, a cambio de la túnica, cuya desposesión esta llevando a la muerte del espíritu, exige el baile de ésta, un baile que ejecutado en este mundo representa un don y una revelación. Lo espiritual y lo físico se unen así. El telón sube, y otro telón al fondo amplia el mundo espiritual. Mientras baila el Shite, lo sobrenatural, teñido de la luz de la luna donde moran los espíritus y el bodisatva Seishi, señor del Shite, acaricia y transforma nuestra tierra de paso. El que Hakuryo condescienda a entregar el manto no es sino una prueba última a la que le ha sometido Seishi en ese viaje a través del mar, es decir, a través del puente con el más allá. La supuesta usurpación de lo divino solo llevaría a la muerte. La liberación de éste, lleva a la Iluminación. La danza del Shite de Hagaromo está considerada una de las más bellas del teato noh. La danza de Nora Kimball-Mentzos huye de todo lugar común, no decepciona, conmueve, y logra esa iluminación que propone esta pequeña gran ópera de cámara: abandonarnos al momento, compartir la vibración armónica del sonido, la estela del movimiento, la vacilación anterior a la nada. Eso es lo que permanece, aún cuando nuestros cuerpos desaparezcan.

DDD

Zeami dijo: “la flor debe ser guardada en secreto. Se ha dicho que si se guarda en secreto, será flor. Y si no se guarda en secreto, no podrá ser flor”. Eso es lo que nos queda de Only the Sound Remains, recogido en la magia tímbrica de la música de Saariaho.
RAÚL HERNÁNDEZ GARRIDO

Vínculos a los textos:

Noh, or Accomplishment: A Study of the Classical Stage of Japan.

Tsunemasa

Hagaromo

Zeami: Fushikaden. Tratado sobre la práctica del teatro No y Cuatro dramas No (Editorial Trotta)

9 piezas de teatro Nô (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo)

Información

El Teatro Real acoge el estreno en España de Only the Sound Remains, última ópera de Kaija Saariaho, una de las compositoras más reconocidas del panorama actual y ganadora en 2017 del premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA por su contribución a la música contemporánea. En una nueva producción del Teatro Real y la Opéra national de Paris, Philippe Jaroussky y Davone Tines dan vida a los simbólicos protagonistas de la ópera, una experiencia sensorial de tintes orientalistas. Peter Sellars firma la puesta en escena, en su regreso al Real tras sus aclamadas producciones de Iolanta y Perséphone, The Indian Queen y Tristán e Isolda.

Lo esencial

Ópera en dos partes

Música de Kaija Saariaho (1952)
Libreto de Ezra Pound y Ernest Fenollosa, inspirado en el teatro noh japonés

Estrenada en el Opera Forward Festival del De Nationale Opera & Ballet de Ámsterdam el 15 de marzo de 2016

Estreno en España

Nueva producción del Teatro Real, en coproducción con De Nationale Opera & Ballet de Ámsterdam, la Canadian Opera Company de Toronto, la Opéra national de Paris y la Finnish National Opera de Helsinki

Ficha Artística

  • Dirección musical:Ivor Bolton
  • Dirección de escena:Peter Sellars
  • Escenografía:Julie Mehretu
  • Figurines:Robby Duiveman
  • Iluminación:James F. Ingalls
  • Diseño de sonido:Christophe Lebreton
  • Espíritu de un joven, Ángel:Philippe Jaroussky
  • Monje, pescador:Davone Tines
  • Bailarina:Nora Kimball-Mentzos
  • Cuarteto vocal:Theatre of Voices (Else Torp, Iris Oja, Paul Bentley-Angell, Steffen Bruun)
  • Cuarteto de cuerda:Meta4 Quartet (Antti Tikkanen, Minna Pensola, Atte Kilpeläinen, Tomas Djupsjöbacka)
  • Percusión:Heikki Parviainen
  • Kantele:Eija Kankaanranta
  • Flauta:Camila Hoitenga
  • Sonido:Timo Kurkikangas
  • Ingeniero de Sonido:David Poissonnier

Punto de partida

El teatro japonés nôh nació de la idea budista de que la Luz se esconde tras las Tinieblas para no cegar al común de los mortales. La compositora Kaija Saariaho –ganadora en 2017 del premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA– destapa esta Luz oculta. Dos obras basadas en el nôh, Always Strong y Feather Mantle, sirven como fuente de inspiración a Only the Sound Remains, una obra en que el simbolismo sustituye a la acción, en un bello ejercicio de desbordante tensión.

En Always Strong, el espíritu de un joven laudista se presenta ante un tribunal tras haber muerto en circunstancias violentas. Cuando aún vivía, su tañer era erótico y divino, pero ahora, ya fallecido, es incapaz de lograr el mismo efecto. En Feather Mantle, un pescador encuentra una capa de plumas colgada en la rama de un árbol. Al tratar de llevársela a su casa, aparece un ángel celestial y le pide que se la devuelva. Inicialmente, el pescador se niega a hacerlo, pero el lamento del ángel al no poder volver al cielo sin la capa le conmueve y acaba prometiéndole devolvérsela si le muestra una de sus danzas. Él acepta y, danzando, asciende a los cielos. Detrás del laudista y del ángel, solo queda el sonido.

Sesiones

  • 23 OCT (M) 20:00h
    Abono Estreno
  • 26 OCT (V) 20:00h
    Abono Z
  • 29 OCT (L) 20:00h
    Abono Y
  • 31 OCT (X) 20:00h
    Abono A
  • 5 NOV (L) 20:00h
    Abono B
  • 7 NOV (X) 20:00hAbono D
  • 9 NOV (V) 20:00hAbono F
  • Lugar:Sala Principal

Un comentario en “SÓLO EL SONIDO PERMANECE EN EL TEATRO REAL

Deja un comentario